El año 1950 marca a fuego la historia futbolística de nuestro país. No solo es el último año hasta la fecha que fuimos primeros en un mundial de fútbol (sin importar las condiciones en que se jugó), sino que también es algo que algunas personas retienen en su memoria. Yo siempre le decía a mi abuela que le tenía una sana envidia porque me hubiera gustado disfrutar ese momento. Desde hace tiempo se dice que los uruguayos seguimos viviendo en el pasado y que todavía nos creemos los Dioses del Maracaná, que soñamos con tener la copa, que no nos damos cuenta que las cosas han cambiado o que no tenemos garra charrúa (¿tuvimos alguna vez?).
Yo sostengo que haber salido campeón del mundo ofrece dos interpretaciones diferentes, una sobre las cosas como se dieron y otra sobre que pasaría si nos tocaba perder con Brasil.
Creo que si perdíamos con Brasil tendríamos una nostalgia agigantada por 1930 y los años anteriores, pero con menos mérito porque le ganamos a unos argentinos cagones. Pero por suerte estoy conforme con como se dieron las cosas, conforme y contento. Haberle ganado a Brasil una final del mundo en su estadio con más de 100.000 personas en contra nuestro, no es una hazaña para olvidarse. Nos hace dar cuenta los huevos que pueden tener los uruguayos y que podemos lograr cosas que parecen imposibles. Nos hace tener una mentalidad ganadora en todo sentido y nos da la confianza necesaria para llevarnos de guapo el mundo por delante. Cada vez que juega Uruguay(aparte de terminar caliente) me siento el mejor del mundo. Contados países se sienten capaces de ganar una copa del mundo, la mayoría sueñan con una gran campaña. Los uruguayos sabemos que podemos ser héroes. Uruguay NOMA!!!!
P.D. Gracias Paco.

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