La semana pasada una de las tantas gripes que anda en la vuelta vino por casa. Eso hizo que nuestra querida empleada no pudiera cumplir con sus quehaceres domésticos, la gripe la llevó a la cama y no la dejaba hacer su rutina, no se escuchaba más su alegre canto de “Lava lava lava, frega frega frega…olor….olor a limón!!!!”.

De esa manera la casa fue lentamente siendo tomada. En esos tiempos era difícil encontrar un vaso, un tenedor o un plato, ninguno de estos elementos que siempre se encontraban limpios parecían estar al alcance de nosotros, al menos de manera accesible….o sea…lejos de una esponja. Hay gente que es encargada del sostén económico, y hay otros que no han sido identificados con una función en particular, por lo tanto fueron 3 días infernales ya que la pobre empleada se dio cuenta de como es su realidad, la soledad, el abandono, el jabón y la esponja.
De todas maneras a base de pichicata legal pudo salir del paso y las cosas volvieron a su curso normal. Pero hemos aprendido una lección de todo esto. No debemos permitir que esta persona vuelva a tener un quebranto de salud, porque si ella se enferma….todos nos enfermamos.

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