No es para nada agradable el día antes, estás pensando cada palabra que quieres decir y no te cansas de buscar errores en ti mismo para ver si las cosas no salen por tu culpa. Conociéndote un poco sabes que tienes tu gran cuota parte, no es la primera vez que aburres, y algo peor, también sabes que no va a ser la última. No es tampoco agradable el proceso que llevó a este día antes, que deberías haber hecho, que no… que deberías haber dicho, que no… ¿por que si?... ¿por que no? Ahhhhhh!!!!!! Parar es lo más difícil, y te das cuenta que eres más humano que nunca por esa angustia que te hace buscar alguien para contarle que estás mal y muy triste. A pesar de que es en estos momentos en los que no te sirven los consuelos, no hay palabras que levanten ese ánimo, resultan aburridas y protocolares las frases que describen la gran persona que eres, todo lo que vales, que la próxima te va a ir mejor y la que más odio, el clavo que saca otro clavo.
Pero ahora ya te dejó tu novia, no es la primera vez que pasas por esto pero siempre quieres que sea la última. Momentos de rabia te hacen decir que alguien va a pagar después pero siempre eres tu quien carga las cuentas (a veces literalmente ;-) Este día ha sido largo, te ha salvado la educación machista para no llorar porque los hombres no lo hacen, la tecnología no ayuda mucho, empiezas a creer más en una conspiración de los celulares a que es verdad que no te ha llamado. Pero en algún momento tienes que parar y empezar de nuevo, dejar de pensar en generar oportunidades para cruzarte, sabes que es peor y ya has aprendido que no se puede dejar de fumar fumando.