A lo largo de toda carrera de un estudiante nos tocan muchos compañeros, de todo tipo, buenos, malos, graciosos, etc. Compartimos muchas cosas con todos ellos y todos entran en nuestra bolsita de los recuerdos por algún motivo. Nos podemos olvidar de algunos pero el que siempre va a estar en nuestra mente va a ser el “traga”, o por lo menos el que era el más responsable. En el liceo, hay veces que es difícil darse cuenta si alguien es inteligente, tiene una memoria prodigiosa, o las dos. Pero cuando entras en la Universidad, realmente empiezas a palpar de otra manera las cosas. Ves mejor como son tus compañeros porque tienes otra madurez que te permite separar ciertas cosas. El primer día de clases no te das cuenta, pero al lado tuyo tienes un colega, y en mi caso, hasta un compañero de trabajo.
O sea que ahora las cosas claramente son distintas, a pesar de que sigas haciendo las mismas cosas de antes, lo que hoy son momentos de estudio, van a ser tus armas para TU futuro. Es por eso que la gente sistemática y con métodos de aprendizaje de memoria, nos crean una pantalla que no nos permite analizar su verdadera capacidad, se convierten en máquinas de aprobar materias y salvar exámenes. Entonces mucha gente se da cuenta que las mejores escolaridades no son sinónimo de capacidad, y como siempre se dijo: “los verdaderos jugadores se ven en la cancha”.

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